Pintura iglesia Campo de los Pastores de Belén. Tierra Sabnta. jmfc |
El obispo y un desconocido mozalbete
Cuando el despiste y la incongruencia
rondan los balcones de lo absurdo
aparece la injusticia como signo
del debate que no tiene explicación.
Del
cuadernillo “el arte de ser don nadie”
jmfc
Desconozco si un obispo, por ostentar tal cargo, puede tener
la conciencia tranquila después de negarle a una de sus ovejas cofrades la hierba
y el cerco, mientras a otras, diligentemente, les abre, como si tal cosa, el
portón del prado. Parece ser que lo que para unos fue férreamente exigible, para
otros es nimio e innecesario papeleo. Vamos, que queda más que claro, que el
pastor sigue lamentablemente despistado y algo olvidadizo.
Pero celebro que, lo que no pudo ser con la Franciscana, florezca
ahora desde el pequeño atisbo de sensatez que demandamos para nosotros en su
día. Lo que se desconoce es si tal cosa ha sido posible gracias a que las cacatúas
iletradas, que pudieran asesorar entonces, han dejado de creerse que ostentan
el poder de los necios o si tal cosa acaeció por algún tipo de carraspera o
crisis gargantológica.
Lo importante es que me complace que lo que se le pidió al
obispo en su día ahora otra Hermandad hermana lo haya obtenido sin mayor problema.
Claro que tendría que darse alguna explicación que deshaga el maligno
pensamiento que da a entender un afán vengativo en quienes no soportan que la
lengua salga a hacer footing a su gusto por los territorios de la verdad.
Pero, sobre este entretenido asunto, volveré cuando me plazca,
pues las pruebas escritas acomodarán el interés que demande en cualquier
momento retirar el apósito que sigue cubriendo con suma diligencia la herida. Y
es que lo escrito sigue inalterable como marca testifical o probatoria de lo
que sin duda podría afirmarse ante el mismísimo gallo que desgraciadamente sigue
en la madrugada de los despropósitos cacareando más de dos veces.
El caso es que prefiero por ahora dejar en olvido esta
historieta que rescata a los personajes del TBO, para recordar un atardecer de
principios de verano, cuando un mozalbete desconocido me abordó en la puerta de
un templo después de haber participado en un acontecimiento literario. Me
recriminó, algo enfadado, que en mi pregón de la Semana Santa del año 2015
obviase mencionar la imagen que, según él, es la más agraciada e importante de
cuantas procesionan en los días santos por nuestra ciudad. Sin dejarme abrir la
boca, aludió a mi desconocimiento y al mal gusto que defiendo a la hora de
resaltar la importancia de otras tallas mucho menos carismáticas que la que a
él le tiene embelesado.
Lo único que le contesté, como ya he hecho en otras
ocasiones, es que en mi pregón mencioné absolutamente todas y cada una de las
imágenes que forman parte de nuestras procesiones. Al recomendarle que se
leyese mi pregón, vino a decirme que otros pregoneros hicieron lo propio, tiempos
atrás, al escamotear palabras que estaban escritas cuando se vieron delante de
la gente.
La verdad es que el empecinado mozo me hizo sudar, pero dado
su empeño en contrariarme, busqué mi pregón en Internet, encontrando con suma premura
esa parte donde la imagen tan importante para él, era mencionada…
Al quedarse sin palabras, simplemente le hice saber que mi intervención
estaba colgada en YouTube por dos entidades y que a uno de los pregones grabado
en el Liceo (desconozco la razón) le faltaba una pequeña parte. Muy contrariado
se despidió dándome la mano mientras me aseguraba que le haría llegar lo que
acababa de descubrir a los amigotes que, parece ser, alimentaban como él un
gran enfado contra este pobre escribidor de pequeñas cosas.
Este hecho vuelve a abrir ese bote de esencias que guarda
viejas rencillas, chismes y bulos que escrituran facturas y malos entendidos. Pero,
por otro lado, estas cuestiones de las pasiones humanas y mundanas viven entre
nosotros viajando como cosa nuestra en las mochilas de los sentimientos.
El caso es que aquí seguimos iniciando un nuevo curso en este
espacio que lleva el marchamo de la libertad como consigna de su andadura, para
que la palabra pese a quien pese, siga explorando los caminos de la verdad, que
más allá de la mía, es la de quienes, opinando de otra forma, tienen el valor
de colaborar en estas páginas que tratan de exponer una pluralidad de sabores y
tonos cofrades por medio de la opinión…
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