J. M. Ferreira Cunquero
Que hay funcionarios que no funcionan, seguro,
como hay empresarios que se lo montan cuando viene a cuento recoger, en los
chiringuitos más imbéciles del estado, subvenciones de todo tipo.
La viña tiene en este país tal variedad
de uvas, que el vino, en manos de cuatro listos, puede salir, ante el
atolondramiento del personal, incluso de la cuba directamente etiquetado.
Ahora se trata de abrir la veda para cazar
funcionarios. Esa es la moda: revolver el turbio río de las distintas
administraciones para que, en sus pobres aguas metidas en déficits y pésimas
gestiones, los funcionarios puedan quedarse tiesos como peces embarazados de
quietud o adormilados en la red, que al uso teje la opinión pública manipulada.
El ataque a los funcionarios sirve para
suavizar momentáneamente la convulsa situación de una crisis, que necesita
tapar el dispendio de la gran juerga que han vivido, sobre el tablao de las
necedades, durante mucho tiempo, los de siempre.
Quitar la paga de Navidad a miles de
empleados públicos mileuristas, no es más que el vano intento de tapar la
bestial hemorragia del despilfarro (cosa típica del país en años de engañosa
abundancia) con una simple tirita. Pero ahí seguirán los agregados y fieles devotos
del dedo caprichoso, salvaguardando sus privilegios, en forma de asesores y
disciplinados colegas del chollo general. Confundir a esta banda de estómagos
agradecidos, que gracias a prebendas amistosas ocupan estratégicos lugares de
la administración pública, con los funcionarios de oposición, es un insulto al
poco raciocinio que va quedando ante tanta incongruencia en la mochila.
Puede ser que la cosa pública necesite
una reforma a fondo. Pero mientras tanto, la crisis creada por deshumanizados
mercadeos anónimos se ha engullido el económico pastel y, jaleada por sus fieles
y amorosos cómplices, ha puesto en su punto de mira, -fíjate tú- para recaudar pastamen, a los empleados públicos.
En el fondo esta decisión, por injusta y
chapucera, viene a revelar que el desaguisado económico que sufrimos es
imposible que sea reparado por esta camada de políticos incapaces.
Publicado en El Adelanto de Salamanca y en el de Zamora 19.10.2012
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