jm ferreira cunquero
Por mucho que nos quieran vender el armario empotrado en la mierda, ya no cuela lo de mirar para otro lado, cuando ves como la justicia se ha ido adecuando para proteger a un vulgar delincuente que tiene el miserable poderío de cuatro votos.
Ya no cuela lo de que viene la extrema derecha, aunque al final llegue por la puerta grande, gracias a quien la necesita para seguir fabricándonos el
miedo.
Ya no cuela, no, que se amañe todo el tinglado fiscal, con nombramientos
escandalosamente anti éticos para ponerlo al servicio de quien tiene las asas
del poder.
Este momento histórico nauseabundo, da asco, al comprobar como
impunemente se hacen los trajes del beneficio político a la medida, en las
sastrerías de los apaños para quien precisa escamotear la ley.
El eslogan de que la ley es igual para todos, en este estado de desecho
que sufrimos actualmente, debería decir, igual para todos los que necesiten
salvaguardar el poder. Y el poder ahora mismo blinda a una casta que nada tiene
que ver con la izquierda que fue construyendo con tesón y mucha valentía los
inicios de este periodo democrático, que ahora, hace aguas en manos de quienes
dejan claro una y otra vez que viven para sostenerse en la poltrona de las
prebendas.
Y ante toda esa calamidad de mentiras, mestizajes y mezclas entre la
super derecha catalana y la izquierda generalista, solo nos quedan los jueces,
que como acabamos de ver, por lo menos saben y controlan su oficio. Porque
ahora no se podrá argumentar que son las togas fachas quienes de momento han podido
paralizar el bando amnistioso cocinado en los fogones catalanmoncloinos.
Es ya de mofa festiva de barriada que, el Tribunal Supremo se cargue una
ley, al aplicar la propia ley que ha fabricado, da la impresión, una banda de
ineptos.
Si a esto añadimos el control que quiere ejercerse sobre la prensa, vía
publicidad ministerial y resto de condominios públicos, es para vislumbrar no
tan lejano ese paisaje cochambroso bananero, que sueña con destruir la crítica
y cualquier argumento no afín a quienes montan la burra de los privilegios.
Lo triste, demencial y asqueroso, es que sea la izquierda con toda esta
sarta de disparates adornados tras la farándula verbenera del poder, quien
alimente los pesebres de la extrema derecha, que como vemos, engorda gracias a
estos pésimos gobernantes que sufrimos por toda Europa.
Es para temblar este momento histórico en el que la extrema derecha se
pasea con aires de victoria por un país como Francia. Es para temblar que
viendo el panorama que nos cerca, esta izquierda nos deje en pelotas, a quienes
ahora mismo deambulamos por el desierto de la impotencia, sintiendo que nadie
nos representa en ese Parlamento por el que luchamos y soñamos, como eje de un país
que nacía a finales de los años setenta en el paritorio común del consenso y la esperanza.
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