APOSTOL ZAMORANO EN SIRIA
J. M. Ferreira Cunquero
El misionero
zamorano Romualdo Fernández Ferreira, es en estos momentos el único religioso
español que queda en Siria. Cuando nuestra embajada en aquella tierra del
cercano oriente conminó a todos los españoles a regresar a nuestro país antes
de ser cerrada definitivamente, este ilustre hijo de la tierra alistana, de
forma ejemplar manifestó que nunca abandonará Siria.
·
Es
nuestra vida, y aquí está nuestra casa y nuestra gente. Los frailes franciscanos
jamás nos iremos de Siria.
No debe
olvidarse que San Francisco de Asís en el siglo XIII llevó a cabo uno de los
primeros acercamientos del Cristianismo al Islam al entrevistarse con el sultán
Malek-el-Kamel en Egipto. A partir de ese momento y viviendo todavía el
santo se organiza la orden por provincias, constituyéndose por especial deseo
del fundador de la orden la de Tierra Santa, por el significativo asentamiento
que sobre ella tienen los Santos Lugares. Ya desde la fundación del primer convento en Jerusalén, los franciscanos
cumplen la sagrada misión de testimoniar con su propia vida el humilde
propósito de su entrega a los demás.
Actualmente
trescientos frailes, nacidos en cerca de treinta países diferentes, posibilitan
una pluralidad de culturas que ahondan y aúnan el gran objetivo misionero de la
orden, que busca, en el acercamiento a otras religiones (desde la comprensión
humana), la convivencia pacífica que es ejemplar en aquella convulsa zona del
cercano oriente. Este bagaje histórico de la orden franciscana en Tierra Santa,
a lo largo de ochocientos años, le ha dado un prestigio, que ahora, en Siria,
pese a los duros acontecimientos que están dándose en el país, no puede ser
quebrantado.
De fray
Romualdo es lógico que nos interese, en este momento, su docta opinión sobre el
conflicto que está asolando el país que él conoce como pocos:
·
Más
que echar leña al fuego, sin conocer los trasfondos que motivan los
enfrentamientos, lo que deben hacer las grandes naciones es ayudar al diálogo
entre las partes.
Cuando hace
estas afirmaciones, fray Romualdo deja ver su amor por una tierra en la que
prácticamente lleva toda su vida. En sus gestos se denota una profunda
inquietud por aquel país en el que el turismo religioso-cultural ha
desaparecido y en el que la incertidumbre se extiende como una losa ante la
dureza de los inquietantes acontecimientos. Pero es fácil advertir, en el
experto misionero zamorano, una calma sobrecogedora y una seguridad palpable en
que la esperanza hará posible que Siria encuentre de nuevo los itinerarios de
la paz y la concordia como ya lo hizo en el pasado.
El centro de
peregrinaje que él dirige, hasta no hace mucho daba acogida a los cristianos
que, llegados desde todas las partes del mundo seguían las huellas de San
Pablo. Posteriormente los huéspedes fueron los cristianos perseguidos de Irak y
ahora en él se refugian los creyentes que huyen de las ciudades y pueblos
sirios acosados por la violencia. Pero lo importante, en este momento para él,
son los ciento cuarenta y cinco niños que acaban de comenzar el curso en las
guarderías del Memorial, bajo los cuidados de nueve profesoras cristianas. Todo
un ejemplo en la impresionante ciudad de Damasco, donde conviven, de forma
admirable, las distintas confesiones religiosas.
En estos
días Romualdo Fernández Ferreira recorre los entornos de Figueruela de Abajo
buscando quizás algún resto arqueológico que refute o revele por donde
discurría la calzada romana que iba desde Astorga a Braga. Pero mientras el
silencio alistano se mece en ese océano de tranquilidad absoluta, el corazón de
este fraile erudito se conforta al caer en la cuenta de que en escasas fechas
estará junto a los suyos en Siria.
Al padre
Romualdo (lo descubrí cuando recorrimos junto a él la tierra siriaca) le
apasionan los restos bizantinos sobre los cuales ha editado diversos estudios.
Su empeño es dejar para la posteridad sus concienzudas investigaciones sobre
las ciudades muertas del norte del país, donde las huellas cristianas, antes de
implantarse el Islam, fueron de extraordinaria magnitud.
Hace unos
meses presentaba en Damasco su último libro sobre San Marón, aportando nuevos
descubrimientos sobre la interesante vida del santo y otro trabajo, que será
fundamental en la importante obra de este escritor-arqueólogo, está a punto de
ver la luz en Italia, bajo el título Iglesias Sirias del IV siglo.
El
zamoranismo alistano en fray Romualdo, pese a salir de Figueruela siendo un
rapaz camino del convento de Chipiona, sigue vivo como una llama imperecedera.
En su ánimo está fecundar en quienes lo queremos, el interés por descubrir las
entrañas históricas que aliste guarda en las vísceras de las Figueruelas.
La
preocupación, lógica por el devenir de los acontecimientos en Siria, nos depara
cierta intranquilidad al acordarnos de fray Romualdo Fernández Ferreira. Más
que su relevante opinión sobre la trágica actualidad siriaca, debería
importarnos divulgar su actividad misionera y la repercusión investigadora de
sus libros. Zamora debe conocer y agasajar a este hijo ilustrado, que desde la
humildad franciscana más selecta, en Siria, es todo un personaje.
Publicado en el diario El Adelanto de Zamora 09.09.2012
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