29 de septiembre de 2012

A RÍO REVUELTO



Doña Cecilia, la restauradora de Borja

J. M. Ferreira Cunquero

Es penoso sufrir esa parte de los telediarios que, en todos los canales, se dedica al rumboso aireo de la España cañí que sigue dando goce al personal. A cuenta de ello, una tal Cecilia ha podido resplandecer como estrella fulgurante del zafio cosmos del pasatiempo que, metido en vena, nos manipula a todas horas el talento. Tal chapuza, en vez de ruborizar a tanto predicador insensato, se ha mantenido como chorrada veraniega de primer orden, dando cancha a los voceros de la bobada nacional, que en mil tertulias se lo montan a lo bestia. Es para bajarse de este país inconsecuente, donde hasta el que mete la mano en el cajón puede montar en dos horas una charanga política para vendernos honradez en elecciones.
Es evidente que la anciana de Borja, con el mejor de sus propósitos, pegó entusiasmada, con poco tino, sobre una pintura, unos brochazos y que el adefesio resultante ha promovido cierta guasa compasiva, seguramente por la edad de tan osada autora.
El problema de fondo exprime la idiotez más repugnante cuando, los inventores de la veta cachonda informativa, convierten este fatal atrevimiento en asunto esencial para el gentío. Kilometradas de paciencia en la mochila se han metido quienes buscan la asombrosa placidez de fotografiar, cual si fuera un Goya, el espantajo. Y a partir de ahí, el negocio puro y duro, que acabará, más allá del euro que ya se cobra por visita, en explicaciones guiadas donde pueda darse a conocer con todo tipo de detalles cómo fue parido el bodrio.
El caso es que, mientras era desconocido el valor del fondo artístico de Borja, ahora el pueblo zaragozano se promociona en todo el mundo, gracias al milagro que, en forma de brocha gorda, obró la buena de doña Cecilia.
El sainete artístico popular ha llegado tan lejos, que da grima comprobar cómo un ejército de alucinados defiende el exceso cometido sobre la obra de arte fulminada. Ya digo, país en aspiración continua a dar, por esos mundos de Dios, la nota.
Publicado en diario El Adelanto de Salamanca y en el de Zamora 29.09.12

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