13 de enero de 2011

ANGEL GONZÁLEZ QUESADA - Barkai: Historia de un pecado




Por: J. M. Ferreira Cunquero


Siento de corazón ser injusto de nuevo con el poeta salmantino Ángel González Quesada. Injusto porque vuelvo a caer en la tentación de referirme una vez más a su faceta como actor, director y dramaturgo desde el aspecto más grandioso que tales calificativos entrañan.
Los importantes reconocimientos que este notable literato de nuestros días ha ido recibiendo a lo largo de su dilatada carrera vuelvo a omitirlos, y quizás sea mi ofensa más grave el no haberle dedicado nunca ni una breve reseña a su interesante poesía. Poesía que me sigue regalando muchas horas de calmosa reflexión por los parques metafóricos que Quesada nos entrega como recintos para un reencuentro con los trasfondos de nuestra intimidad más insondable.
Quizás también sea injusto, lo sé, no referir el interés que suscitan sus artículos en El Adelanto de Salamanca, donde brilla de forma contundente como columnista intachable.

ENTORNO DE TEATRO

El actor que acoge en su seno este hombre hambriento de letras, es su desnudez más genuina. Es su poema más puro. Quesada se interpreta a sí mismo en un alarde de genialidad, que me sobrecoge cuando lo recuerdo exhausto sobre las tablas desgranando decenas de personajes en un monólogo impresionante.
El camino trazado, a base de brega durante muchos años, ha conseguido esa luz del dramaturgo que logra descubrir nuevas vetas teatrales en las galerías del cosmos existencial que escudriña a conciencia. El escritor, que en Ángel González Quesada reaparece como una constante vitalista, tiene necesidad de provocarnos el interés de situarnos frente a los contextos contradictorios que escenifican sus personajes. Una y otra vez mete el dedo de la curiosidad en la historia, para descubrir esas páginas que pueden aleccionarnos moralmente, por su vigencia intemporal, convirtiendo la magia escénica en un apostolado que desentraña con lucidez curiosidad y experiencia. Aprender de lo vivido. Sangrar las pautas tergiversadas de los pasajes manipulados por un sistema que trata de organizarnos las ideas, con la pretensión oscura de sumarnos al gran circo como inconscientes peleles sin memoria.
La inteligencia sobradamente demostrada por nuestro protagonista, ha ido fraguando un próspero entorno, que ahora es reconocido como exponente de una labor cultural impresionante.
El autor crea la idea predisponiendo, sobre el gran escenario de su lúcida mente, al actor que él conoce mejor que nadie. Un actor que, trasformando su personalidad, bebe de los distintos personajes que va asumiendo hasta demostrarse a sí mismo que es carne de escenario, dueño de los tiempos y los ritmos teatrales que marcan el movimiento y el gesto, la pertenecía al fantástico mundo que existe para descubrir esa parte de la verdad que se mueve entre neblinas de emoción que nos marcan a fuego la vida.
Y a ese ingenio reconocido se suma Ángel González Quesada como director. Un director que es núcleo que aglutina, repartiendo y acomodando, la insaciable creación de su polifacética actividad artística.
La labor paciente pero fructífera que ha ido realizando en Etón Teatro, a lo largo de todo este tiempo, deja ver la sabiduría de quien tiene la certeza de dirigir con convicción los destinos de este grupo consistente y atractivo por sus espectaculares propuestas teatrales. Un camino alejado de la facilona popularidad que emerge hoy día como falsa proclama del teatro. Etón camina con firmeza hacia las profundidades de las tablas, donde los bastidores cuelgan todavía para suerte nuestra, con la frente alta, las formas literarias que fecundan la tendencia escénica bajo el auspicio de la palabra.
Ángel González ha ido mostrándonos en Vidas y Ficciones los rincones salmantinos, las sombras de estas piedras que testifican lo que él con empeño trata de desentrañarnos para convulsionar la paz transitoria que no deja vernos más allá de lo escriturado por la costumbre. Con Abrahán Zacut nos despertó el ánimo de investigar en nuestras raíces pasajes tormentosos, que acaecieron bajo el amparo de la universal docencia que tanto afama y prestigia a esta ciudad del Tormes. Y en todo un alarde de planteamiento teatral exquisito, con un Quesada entregado a la vivencia profunda del personaje, nos descubrió a Francisco de Vitoria. Su última lección como un canto a la concordia humana y al respeto que se merece cualquier cultura. Una proclama del sentido humanista, que surge con autenticidad en el actor roto y cansado por su descomunal entrega. Vitoria descompuesto, al no ser entendido por su gente en su propio mundo. Nosotros devaluados e intrascendentes ante la maquinaria capitalista que sólo existe para fabricarnos sueños que revaloricen el vasto poder del dólar. Nosotros en la creencia de fabricar la verdad frente a los que tildamos de mentirosos por vestir otras formas o sentir de manera distinta a la nuestra.


BARKAI: HISTORIA DE UN PECADO

Y ahora es el momento en que Etón Teatro ha de poner en escena de forma contundente el conocimiento teatral que atesora como grupo.
Barkai: Historia de un pecado, será estrenada en los próximos días en Salamanca y Toledo. El guión cinematográfico de Kojavi-Reyni sobre el texto original de Noemi Frankel, ha motivado a Ángel González Quesada a escribir una propuesta teatral que, aunque incluya personajes y algunas situaciones de los textos mencionados, se convierte en una novedosa aportación teatral de este significativo dramaturgo de nuestro tiempo.
González Quesada, Marta Benito, Gloria Escudero, Alberto Boyero, Álvaro Málaga, Prudencio Sánchez y el resto de actores que se suman a este proyecto ilusionante nos harán vivir nuestro reencuentro con las más puras esencias del arte dramático. Seremos trasportados al tiempo en que esta tierra cayó en la trampa autoritaria que impuso la cruz como única y exclusiva respuesta a la necesidad religiosa de tan injusto momento histórico.
La problemática espeluznante de los cristianos nuevos; la expulsión de los judíos y las grandes contradicciones de un nieto de conversos que, a finales del siglo XVI, vivió en Sevilla, irán componiendo una trama de situaciones y testimonios que no nos dejarán indiferentes. A través del ingenio creativo de Ángel González Quesada, se irán cruzando momentos estelares de nuestra historia, con la hipócrita actitud de Miguel de Santana. Vivencias paradójicas que nos irán conduciendo por un entramado de reflexiones que nos implicarán en novedosos análisis sobre esa parte de la historia que no, por ser tan oficialmente memorable, puede dejarnos tranquilos.
La TV israelí, interesada por este acontecimiento, va a grabar a puerta cerrada, antes del estreno la obra. El interés suscitado por la misma abrirá otras puertas. Sevilla, Granada y otras zonas del mundo judío, que todavía añoran el terruño español donde sus antepasados convivieron pacíficamente con otras culturas, irán reclamando, hemos de darlo por seguro, esta nueva incursión en los pasajes históricos que no, por lejanos, deben caer en olvido.
Quesada nos invita de nuevo, por medio de la belleza teatral, a plantearnos el respeto hacia los otros, como una imprescindible pauta de convivencia y libertad.
Sea el arte dramático ceremonial encuentro con la emoción que perdura en lo más profundo de nuestros anhelos; sea abierto el telón de nuestros sentimientos sobre el escenario: Quesada y Etón Teatro.

BARKAI: HISTORIA DE UN PECADO
Será representada en el Teatro Liceo de Salamanca
el viernes 14 y sábado 15 de enero a las 21:00 h.
En el Teatro de Rojas de Toledo
el día 21 de enero a las 20:30 h.

1 comentario:

  1. Anónimo17:51:00

    Genial esta obra de Quesada.Lo que dice Ud, le hace justicia a este hombre de la escena salmantina

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