9 de noviembre de 2012

POLITICOS - MARIANO RAJOY - ZAPATERO



Hartos ya de estar hartos


J. M. Ferreira Cunquero




Estando metidos en campaña electoral continuamente, el tinglado partidista se alimenta (seguramente sin percatarse) en sus propios vicios. Y es que, apenas se resuelve una convocatoria electoral, nos introducirnos, sin recuperarnos del sofoco, en la siguiente. Así el ferial político sostiene sus licenciosas arremetidas en el mercadeo de las promesas, que se confeccionan en las grandes factorías del invento como ocurrentes chascarrillos de temporada.
Cada convocatoria electoral (no falla) vuelve a ser la que nos va a salvar la vida. Por esto, los hogareños afiliados de la cosa suya abanderan los actos y en ardiente trance adulan a los líderes del cotarro, mientras se entregan a la gran causa de hacernos creer que allí estamos todos.
El problema real es que una inmensa mayoría silenciosa va cansándose de esta parafernalia, donde muchos técnicos de la política arraigan en las trayectorias paralelas que, simulando ir cerca de nosotros, ni de coña se reúnen con nuestros intereses en el paisaje social que va sembrando el cabreo.
Si acudimos a las hemerotecas y releemos las promesas de don Mariano (por mencionar a quien cabalga la burra ahora) cuando su único sueño era alcanzar la Moncloa, nos damos cuenta de que no somos más que espectadores sin voz en horas bajas y que los valores éticos andan metidos en subastas o expuestos en mercadillos de poca monta cual material propicio para el desecho.
¿Es posible que alguien crea que se puede ocupar la gran poltrona del poder desconociendo la realidad económica de un país? Si esto pudiera acaecer, cosa poco creíble, ¿no sería lógico abandonar el buque voceando las cuentas para regresar posteriormente a la cabina de mando y buscar puerto con la frente alta? Pero eso es de película con final feliz, y la realidad es otra cosa. De lo que se trataba era de alcanzar la cima, poner la bandera y enmarcar en la diana del recuerdo permanente un retrato de Zapatero. Es mejor que nos recuerden de dónde venimos, cuando no se tiene ni puñetera idea de hacia dónde vamos.
Publicado en el diario El Adelanto de Zamora y en el de Salamanca 09.11.12

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