28 de diciembre de 2024

Estrategias para conservar el momorrio

 

Artículos periodísticos



Estrategias para conservar el momorrio

Foto: jmfcunquero

 

28.12.24

Ostras tú, que cada vez sentimos con más intensidad que esta clase política de la mamandurria más que aburrirnos nos asquea. Cosa chunga, al ser en democracia baluartes imprescindibles de la misma, los políticos que han de dictar, remover y ajustar leyes y derechos.

El caso es que nos encontramos viviendo el insoportable acto teatral en el que unos y otros andan a la gresca miserable de la captación permanente de votos. Todo se basa en ir preparando el mochuelo para aderezar al gusto el potaje electoral.

Ministros que, con una cara dura que recuerda al hormigón, cambian argumentos según convenga ajustar sus propias contradicciones al momento que se vive, desdiciéndose e inventando todo tipo de trácalas con tal de seguir sosteniendo el cuento.

Y del inquilino que hemos metido en la Moncloa, ¿qué decir? Un tipo que se ha creído el personaje que interpreta, gracias a la enorme flor que lleva clavada en su mismísimo...

Una flor regada por quienes mantienen el asqueroso sueño de destruir el estado, gracias a la prebenda de sus cuatro votos, que en forma de crema aceitosa sostienen lubricadas las cerraduras palaciegas del momio nacional.

Aquí se han meado en los miles y miles de muertos de la pandemia los asquerosos medradores de los bajos fondos más destructivos que podamos imaginar, ya que, mientras el miedo nos cercaba, los bolsillos de esa banda de hijos de puta bien organizados sacaban el provecho propio de delincuentes sin conciencia ni humanidad alguna. Y de estas miserias no escapan como cocineros de las mismas los oscuros meandros del poder.

Y ahora vemos cómo se amoldan estrategias para conservar el momorrio, mientras se acomodan a la nueva situación, que brota de quien en los juzgados ha empezado a cantar el tralará de las podredumbres gubernamentales que dejan bajo sospecha a las más altas esferas del hemisferio político.

Pero si miramos hacia la bancada opositora y abrimos el recuerdo cercano, barcenearemos en otros pozos de la corrupción que ahora tratan de cubrir, poniendo en su punto de mira con la máxima acritud a sus rivales, tratando de ganar cacho en esa carrera electoral que vuelve a ser culpable de este macabro festival del disparate que vivimos.

La derecha tiene un cortocircuito interno de tal calibre, que su máximo líder necesita un curso de electricidad intensivo si quiere dar con la cueva donde están instalados los plomos de lo decente.

Y mientras tanto en Valencia siguen miles de españoles esperando recoger las migajas que de momento (como aseguran los damnificados) están perdidas en el laberinto pendular de las promesas. Los culpables de este desastre moran en los dos ¿grandes partidos? arropados por los intereses que dan soporte a una situación que nos hace sentir cada vez con más intensidad que nos siguen tomando por gilipollas.

El caso es que el panorama que tenemos en el horizonte cercano es demasiado preocupante, ya que el sostén de la gobernabilidad de España está en manos de los extremos. Ahora mismo el PSOE depende de la extrema derecha catalana para seguir manejando el carrusel de nuestras desgracias, mientras en la oposición el PP sigue dándole aliento a la otra extremidad derechosa, que crece hacia el visagreo político, que en definitiva (bajo el engaño democrático de las listas cerradas del compadreo) cogerá las riendas de la burra poltronera no tardando demasiado tiempo.

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