El cajón de los
ruidos
Vaya tela
Foto: jmfcunquero |
J. M. Ferreira
Cunquero
La desmemoria tozuda e interesada,
sigue elaborando la improvisación en esa bandurria política que resguarda
acomodando en sus preferencias, a prestigios acusados de llevarse hasta las
velas del velatorio.
¡Oye tú! Que hasta un fiscal
general obvió que llegó a sus manos vía milagrera un móvil, intentando camuflar
posiblemente, sabe Dios que minucias tontorronas. Porque lo del PP fue más
folclórico vía santos inocentes, cuando a martillazos, más que borrar, le
pegaron un palizón a la discografía interna de los pecés.
Pero ahora tenemos en la Codorniz
imaginaria de este tiempo, al partido que gobierna pendiente de los condominios
judiciales, mientras algunos superministros, istras e istres se desdicen
predicando todo tipo de parábolas, homilías y jaculatorias mojigatas.
Lo único que está claro, es que
esta oposición que nos bendice, muestra ciertas blanduras en sus pies de barro,
frente a un político que domina los terrenos de la improvisación como ninguno
antes lo lograra en toda la variopinta etapa democrática.
Al doctor Sánchez, como muy bien
dice Reverte, la oposición solo es capaz de hacerle cosquillas en las duras
sobaqueras, que nadie como él, ha podido curtir a base de un tenaz empeño en
construir su propio personaje.
Y mientras tanto, pues eso, un
hermano con suertuda nos muestra cómo puede encontrase un curre vía Internet,
mientras supuestamente nuestra Moncloa pudo ser oficina de negocietes
familiares a la carta.
Y para colmo del increíble disparate
que vivimos, se anuncian leyes caseras para mantener la cloaca bajo llave, no
vaya a ser que el repugnante hedor a caradura, delate el inmenso morro que se
desparrama como una auto firma de secuaces afortunados que viven a nuestra
costa.
Pues eso, que solo nos queda
seguir bailando sobre el tablero del chachachá gracias a los músicos del ritmo
patrio, que nos tocan hasta el aburrimiento los cachuruelos en la
entrepierna.
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