12 de febrero de 2024

Me da tanto asco este asco, que me asqueo asquerosamente

 

  Artículos periodísticos


Foto: Phil Evenden

 J. M. Ferreira Cunquero


Tiene que ser la releche condensada, como gozo indescriptible, para que tipos que pueden ganarse la vida, por estar encuadrados en profesiones cotizadas en los más altos niveles económicos, se agarren al palco del gobierno, sin darle importancia a poner en venta su propia dignidad.

Puede entenderse que, aquellos que no han cotizado ni medio día a la Seguridad Social, no suelten la chirimoya del momio ni aunque los metas en una tinaja de salmorejo caliente.

¿Pero qué ha pasado en este país? ¿Cómo es posible que la ambición de un tipo que se ha agarrado al chollo moncloíno como una lapa, sea asumida, defendida y halagada por una montonera inaudita de compis proclives a vender ya lo invendible?

Lo de la amnistía es de nota calificativa, como un claro despropósito frente a todo tipo de informes, opiniones y, sobre todo en contra de lo que pensamos quienes parece ser que solo servimos para espantar los pájaros con nuestro voto en la tierra de nadie.

Y mientras tanto un delincuente y sus secuaces gobiernan y desgobiernan este país a su antojo, escacharrándose de la risa que le proporciona, parece  ser, nuestra democracia. Cuatro amigos en racha, manejando cual si fuera una feria a todo un gobierno.

Delincuentes que dictan sus propias normas para salvar el pellejo, mientras dejan en evidencia que aquí lo de la igualdad solo sirve para esa casta política privilegiada, que nosotros, como dueños del invento, permitimos.

El barullo socialista vendrá cabalgando en el futuro cercano, cuando se descubra la rajilla de las urnas y ya no traguemos más trolas quienes todavía pensábamos que la izquierda de salón y pacotilla era lo menos malo del panorama electoral que se nos presentaba.

El Sahara, en muchos casos, será una inmensa pancarta para muchos españolitos a los que nos dará por recordar el pasado reciente. Sí, el de la memoria histórica de hace cuatro días, la que jode y revienta tanta mentira embotellada, en apariciones televisivas trajeadas y postureos ridículos que siguen retratando al presidente más presidente de todos los presidentes, junto a sus ministros, ministras, ministres y ministrus.

Lo de Podemos, por encima de todo, es como un dolor irresistible en la tripa democrática. Que, quienes fueron alzadas a las cúspides del poder, hayan traicionado a quienes les regalaron el asentajo de la alta política del momio, es de vómito y extremaunción vitalicia. Me pregunto cómo le dolerá la rabia más interna a Pablo Iglesias (el de ahora) repasando sus propias meteduras de pata a la hora de regalar su confianza a quienes pronto afilaron los cuchillos en la piedra del desagradecimiento.

Tengo claro que, a partir de ahora y mientras dure mi apática presencia en los recintos electorales, votaré contra, contra y contra. Jamás volveré a confiar en quienes solo viven para mantener los púlpitos del poder, a costa de lo que sea, con todos sus privilegios.

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