J. M.
Ferreira Cunquero
El
reverendo padre franciscano, fray Enrique Bermejo, Superior del convento de San
Francisco de Jerusalén, ofició una misa hace unas fechas por el eterno descanso
de su compañero y amigo fray Romualdo Fernández Ferreira en la iglesia de
Santiago Apóstol de Figueruela de Abajo.
El
padre Romualdo falleció el pasado mes de diciembre en Siria, después de una
larga enfermedad. La misa fue aplicada también por Maximina, hermana de tan
reverendo padre que falleció dos semanas después.
Fray
Enrique comenzó la Eucaristía recordando la fecunda labor misionera del fraile zamorano
y haciendo presentes las palabras del recientemente nombrado Custodio de Tierra
Santa, para reconocer la gran obra misionera que fray Romualdo desarrolló
durante muchos años en Siria y Líbano.
Hemos
de recordar que tan insigne alistano, no solo rechazó abandonar Siria sino que,
por su expreso deseo, fue enterrado en Damasco, después de haber alzado con
valentía su voz para denunciar las atrocidades que la guerra ha causado.
Fray
Romualdo, además de ejercer su ministerio sacerdotal con entrega, dedicó su
vida, como arqueólogo, a estudiar el arte bizantino sirio, que en un futuro
será referencia cuando
se quiera entender y recordar los ricos tesoros que podían contemplarse en
aquella tierra besada por las culturas más importantes de la historia.
Fray
Enrique dejó patente en su hermosa homilía los méritos contraídos por el
misionero zamorano, destacando, de los dos pueblos alistanos, Figueruela de
Abajo y Figueruela de Arriba, el buen numero de frailes aportados a la orden franciscana.
El
padre Enrique Bermejo, antes de almorzar con los familiares de fray Romualdo,
visitó la casa donde naciera su recordado amigo, en cuya fachada se ha ubicado
una placa conmemorativa. Posteriormente el fraile salmantino partió hacia
Campillo, para visitar la Iglesia de San Pedro de la Nave.
Hace
unos meses, la familia de Fray Romualdo solicitó por escrito al Ayuntamiento de
Figueruela de Arriba, que la calle donde nació fray Romualdo lleve su nombre,
como homenaje a quien, sintiéndose orgulloso de ser zamorano, llevó a su pueblo
y a Aliste en la memoria de su rica trayectoria por las Santas Tierras de
Cristo.
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