J. M.
Ferreira Cunquero
La vida nos va adecuando a esta
metamorfosis imparable que nos deja ver al pronto, en el precipicio de los
tiempos, los años que han pasado sin apenas darnos cuenta.
Noto este frío de la edad, que suele
abrir con sumo esmero imborrables las breves páginas de la memoria, cuando paso
cerca de la iglesia nueva del Arrabal del Puente. Nueva porque allí inauguramos
la que, para los niños de aquel entonces, fue tercera catedral de Salamanca, pues
la ilusión nos hacía ver que, al menos en altura, nuestra iglesia era
incomparable.
Recordando ese tiempo magnífico
en que por aquellos entornos brotaba como algo natural la convivencia, surgen
aromas de un pan reciente, inigualable, que emanaban de la añeja panadería arrabalera,
y los golpes del herrero sobre el yunque surcan nostálgicas añadas como
imperecederos sonidos, que retornan caprichosamente del corazón del tiempo.
Donde hoy se ubica el Parador de
Turismo, aún pego mis labios en los fríos cristales de la vieja escuela con
aspecto de barracón tercermundista. Pero en aquellos alrededores, nuestras
horas tuvieron el contagio de la vida y, con maestros ejemplares, aprendimos a
llegar a estos años con decencia.
Somos aquellos niños que, por el
Tormes o el Zurguén, dejamos suavemente prendida nuestra sombra tras el rumor
de muchas tardes, que aún humean ese incienso, que trata de vedarnos con nostalgia
los oscuros años del pan “pringao” en aceite y los indestructibles grumos de la
intragable leche en polvo.
Cuando se mencione la iglesia del
Arrabal debe ser uno de los protagonistas principales aquel entusiasta
sacerdote, que vino a relevar al viejo párroco, don Ramón, en un momento que era
necesario revitalizar las actividades propias de una parroquia que aunaba a las
buenas gentes de los barrios del Arrabal, el Teso de la Feria y la Vega. Don Rafael Sánchez
Pascual, cura apasionado, realizó con afán indestructible una obra pastoral que
muchos reconocemos y respetamos como algo incomparable. Don Rafa se dejó la piel
y su entusiasmo entre otras cosas, en la vieja iglesia del Arrabal donde logró,
después de una gran reforma, con escenario teatral incluido, transformarla en
lugar de cita para decenas de jóvenes que se unieron en un proyecto cultural
religioso encomiable, a través del Centro Juvenil Nuevos Amigos. Todo bajo la
tutela de aquellos infatigables teólogos salesianos, que animaban una gran
cadena de agrupaciones juveniles que se distribuían por muchas de las
parroquias de nuestra ciudad. Don Rafael, con ingenio, perseverancia y decisión
pudo reconvertir aquella iglesia abandonada en un espacio afable donde muchos
aprendimos a crecer como personas. Luego la corrosión que infringe el tiempo,
cuando logra percatarse de que el hombre se ha dormido en el etéreo abrazo de
su propia inercia, fue lentamente derrumbando aquella obra que ahora -a Dios
gracias- vuelve a ser recuperada.
La iglesia nueva del Arrabal, abarrotada de
feligreses entonces, se fue deteriorando también por ese abandono que surge de
la mutación sufrida por esta sociedad que ampara con férreo empecinamiento el
laicismo como moda.
La iglesia nueva del Arrabal
aislada en aquel galimatías de rotondas asfaltadas, sin su gente, después fue
enfermando de soledad, hasta rendirse. Pero cuando gocemos nuevamente de
emoción al contemplar el gran fresco de Genaro de No, será fácil abrir ese
espacio íntimo de la memoria que guarda, rememorando nuestra infancia y
juventud, entre aquellas paredes que nos dieron el cristiano sabor, una esperanza
infalible…
Yo fuy bautizada y tomé la comunión en esta preciosa Iglesia y si me hubiera casado .Recuerdo ese retablo con cierto amor y temor amor a ese Jesucristo envuelto en el Espíritu Santo y Temor al mal terrenal enigmática pintura de esta Iglesia salió el mas maravilloso Salesiano Don Francisco que un mediodia de Junio el dia de San Juan en el canalizo Candelario entregó su vida salvando a un niño que cayó al agua un día tan triste para mi donde fuy testigo de la verdadera entrega por los demás gracias por tu escrito amigo de mi hermano y vecino de mi infancia del Barrio de la Vega la etapa mas feliz de mi vida!Hasta los 9 años hoy casualmente y cosas del destino hemos entrado en esta preciosa Iglesia donde desearía volviera a ser lo que fue un fuerte abrazo Marisa Calvo
ResponderEliminar