J. M. Ferreira
Cunquero
imagen; http://o15.es/sin-asesores/
Debe ser idiosincrasia pura la manía que
nos da por fabricar el enchufismo y la prebenda para que funcione a nuestro
favor cualquier nimio detalle. Como dice mi buen amigo José Andrés el de
Abusejo, Que donde vayas de los tuyos haya. Y es que puedes estar
manufacturando paciencia al por mayor en cualquier sala de espera y ver como
reciben rindiéndole honores de repente a don fulano.
Que esto acaeciera durante la
interminable dictadura, cuando la leche en polvo era imperativo colegial y el
pan pringao en aceite aspecto culinario de primer orden, puede ser hasta
entendible. Pero hoy es mucho más grave que estas lisonjas de poco calibre sigan
marcando la pauta más paleta del tercermundismo cachivache, que da cancha a los
caciques, para que saquen pecho en el entorno de la cosa administrativa.
En un ventanuco de cualquier tinglado
público pueden asegurarte la imposibilidad de darte fecha para extirparte la
peladilla, antes de seis meses y que nada puede hacerse por mucho que remuevas
el mondongo. Pero mira por donde, se produce la milagrosa aparición del
amiguete, que farda ser de la salud un señorito con poder porque corta en el quirófano
la tripa y te cuela al día siguiente por el morro.
Claro que lo mejor es tener un conocido
que sea concejal para conseguir sin pérdidas de tiempo, que te pongan la farola
medio metro más allá de la ventana o que te muevan el contenedor de la basura
que da el cante de lo que se ha desprendido el vecindario. Porque a fin de
cuentas como dice un colega que conoce por dentro las vísceras públicas de lo
cercano, los técnicos de un ayuntamiento son meros servidores del condominio político
que corta el magro en cada momento puntual de la ceremonia ciudadana.
El caso es que por mucho que
prediquemos, si alguien te resuelve el panorama desalentador de la espera
interminable, para que te muevan una mierda de papel, olvidas de repente lo que
tanto criticamos y festejas la potestad del amiguismo
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