Jueves, 21
de mayo de 2015publicado en Salamancartv http://salamancartvaldia.es/not/41085/el-estado-del-bien-estan-iii-cambio-y-corto-/
El estado del bien están III.
Cambio y corto
Qué lejos
van quedando aquellos tiempos de las implacables prohibiciones, donde aquellos
meticulosos matasanos no permitían introducir ni un bocata de jamón con aroma a
bar atabacado. Se trataba de no contaminar a los pacientes, bien alimentados en
los hospitales de la cosa pública, con antojadizas viandas que podían joder la
mejoría.
Y como ahora
anda manga por hombro el sistema de salud, los galenos te ruegan que lleves de
casa proteínas al paciente para que pueda salir de la hambruna hospitalaria.
Oye tú… y que a nadie le importa si se queda en el plato esa sopa aguada que te
ponen, que ni siquiera por casualidad se encontró en sus calenturas con un
hueso.
Hasta ese
punto han ido cortando las tijeras, en manos de esta banda de sastrecillos de
poca monta, que faltan dos pespuntes para dejarnos por ahí, tiene montorinos la
cosa, en cueros.
Claro que
mucho peor, dramáticamente peor, es comprobar cómo la orquesta médica va
tocando la sinfonía que marcan los directores de la parodia nacional sin decir
ni mu. Vamos, que no se puede malgastar con el enfermo siquiátrico, por poner
un ejemplo, lo que cuesta una inyección cada quince días.
El caso es
que este país se ha convertido, gracias a los que se lo han llevado crudo
durante años, bajo la cómplice mirada de muchos consentidores que callaron, en
una charanga. Y es que gracias a esta banda de hijos de puta este país es mucho
peor que miserable, pues la pobreza es ya un azote que fustiga a miles de
niños, que andan buceando en la hambruna. Es decir, que en España, mientras
Rajoy y sus autonómicas comparsas estiran el cuello haciéndonos creer que los
brotes verdes empiezan a crecen como los abrigos de visón por las aceras, hay
niños que se van, llegando el anochecer, al catre sin cenar.
Me cuenta
alguien cercano, que se palpa el dramatismo en los ojos de los escolares de
primaria que acuden, buscando apoyo a los locales de Cruz Roja, como a otras
tantas ONG que están supliendo la acción gubernamental medio alelada. Es
tremendamente impactante, me cuentan, ver a esas benditas criaturas saborear la
merienda que será el único alimento que se lleven a la boca para rematar el
día, como si fueran, -¡Dios mío!- que lo son, niños españoles del tercer mundo,
de un mundo en el que siguen sacando pecho quienes han inventando esta
calamitosa crisis para ajustar seguramente con más certero tino el compás de
sus ganancias.
La Sanidad y
la Enseñanza, baluartes imprescindibles de la sociedad, cayeron hace tiempo en
las garras de la manipulación perenne que aviva el interés particular de unos
cuantos ceporros adinerados que buscan, en la especulación de las
privatizaciones, expandir el negocio familiar de los de siempre.
Y mientras
tanto la economía sumergida se extiende como una alfombra para que los listos
critiquen a los desempleados que untan de grasa el dedo, mientras adinerados
lugartenientes de la cosa nuestra, siguen inflando con la gran tajada, que es
más que consentida, sus orondas barrigas triperas.
Pero menos
mal que nuestra gran fortuna se acerca en forma de elecciones y ya huele a
promesa en el ático nacional donde se cuece la bobada que atolondra.
Eso sí,
mientras los recortes en investigación, enseñanza, sanidad, etc., etc., etc.,
siguen acentuando la recoña política de este país, sube el presupuesto
destinado a los partidos políticos, creciendo de forma alarmante, parece ser,
en forma de momio, como siempre, el gran circo de asesores.
Y si esta es
poca tela, que no sean precisos para gobernar los votos nacionalistas, que
volveremos a las andadas, y aunque de hambre se nos joda el buche, a las dos
autonosuyas más importantes las volveremos a poner en casa.
Es lo único
importante, gobernar, gobernar y gobernar; lo demás, ¿qué más da…?
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