J M Ferreira
Cunquero
Foto: ignaciotrillo.wordpress.com
Nada…,
que se han puesto de acuerdo los gerifaltes de la cosa fáctica a la hora de
sacudir las alfombras de la porquería, sin cavilar que tanta polvareda al mismo
tiempo puede jodernos el olfato. Y es que uno ya no sabe si huele a chorizo añejo
el panorama político-cañí, o es que el muladar donde defecan los guaperas que
nos han guindado la pasta, expiden olorosos perfumes de la chacina nacional más
cochinera.
El
tío Bárcenas tiene a los sobrinos que fueron destinatarios de sus bondadosos
sobres agarrados por los mismísimos, con tanta fuerza que ni la pían, no vaya a
ser que se les añusgue el cotarro. La gran paella político-valenciana apesta y
lo de los ERES andaluces, en el corazón izquierdoso hace trizas los ideales
prostituidos por una caterva de repugnantes delincuentes.
El
caso no es que se lo lleven con esa cara dura, que ni competir con ella podría
el mismísimo cemento. El problema de fondo es que ni vemos en la trena a los
trincones, ni los suponemos devolviendo la pasta que nos han robado por el
morro. Lo de que alguien dimita o sea expulsado del venerable chollo tripero, todavía
es más inverosímil, pues las imputaciones aquí son meras nominaciones a la
popularidad más sonora.
Y
como contrapunto del tinglado, es curioso comprobar cómo el bastón súper monárquico
atiza con furia sobre el cogote de la mismísima Zarzuela, mientras que una
parte de la izquierda menos izquierda, tildándose de republicana, defiende la
institución como si les fuese en ello la vida. Es para barruntar que algún potaje insólito se
está cociendo en los sótanos de la derechona menos fiable, que puede estar
manejando la bulla democrática en estos días tan apáticos y decadentes. Por
otro lado, mientras hablamos de sábanas calentorras y urdangarinadas, siguen a la fuga los grandes tracaleros que nos han
dejado en pelotas. Eso sí, el pobre Urdangarín puede irse tranquilo a Qatar,
pues la fiscalía cuidará como Dios manda de su querida esposa, la Infanta doña Cristina. Faltaría más…
Pubicado en el diario El Adelanto de Salamanca 12.04.13
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