J. M. Ferreira
Cunquero
Castro de Figueruela de Abajo (Zamora)
Al llegar a Alcañices, mi tío reclamó
ante el alcalde un medio de transporte para llegar al pueblo. El salvoconducto
que portaba, en época de guerra, exigía su cumplimiento.
El edil le ofreció pernoctar aquella
noche en su casa, pues no había ningún vehículo para cumplir su demanda. Pero el
deseo por llegar a Figueruela de Abajo era tan agudo que pidió que se le
prestase un asno, que devolvería cuando regresase, en apenas unos días.
Y así fue como emprendió aquel recorrido
en una noche del verano del treinta y ocho bajo un cielo espectacularmente
estrellado.
Al salir al camino que une Mahíde con
Figueruela de Arriba, muy avanzada la noche, el burro clavó las pezuñas al
suelo, presintiendo la lobada. Mi tío no tardó en ver las cinco terroríficas sombras
de los cánidos que aparecían y se esfumaban entre los jarales. Acarició al
burro y desabrochando la canana acarició la pistola. Llegó a apuntar a uno de
los lobos, que se subió a la linde empedrada de una cortina, pero no disparó.
Su estrategia le hacía ser comedido, para sacarle tajada a aquella situación
tan alucinante para él. Lo importante era que los lobos no se fueran.
Aquella compaña tenía que llegar hasta
las inmediaciones del pueblo, incluso tenía previsto el lugar exacto donde
mataría a una de aquellas fieras.
El caso es que, en un momento dado, el nerviosismo
le hizo acelerar su hazaña. Apuntó a uno de los lobos apretando el gatillo con
fuerza…
Al encasquillarse la pistola, un sudor
frío le sacudió todo el cuerpo. El pánico de la indefensión total le abrazó
repentinamente de tal forma que creyó no superar el instante.
Su silencio se transformó en vocerío, al
que para suerte suya respondieron inmediatamente, como solía ocurrir, los pastorcicos
que en aquellos años guardaban junto a los perros los rebaños en el monte.
Historias como estas, mezcladas en
amasijo de leyendas e intentos literarios, posiblemente aderecen ese odio
amoroso por uno de los animales más bellos de la serranía española: El Lobo.
Publicado en el diario El Adelanto de Salamanca y en el de zamora 15.03.13
No hay comentarios:
Publicar un comentario