Foto: www.leonoticias.com
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Cuando, por el inmenso chamizo de la
partidocracia española circula el hedor de sus cloacas avisando y los
responsables, en vez de llamar al fontanero, se ponen mascarillas, no falla,
mierda y atranque.
Mal pinta esto, si el apaño que se
presume evita el castigo de los culpables. La barcenitis, junto a la
gurtelería, la urdangarinada, el guinde andaluz a los parados,
con todos los mamones de la política y adheridos, se nos han pegado como
voraces garrapatas al trasero, de tal forma, que es precisa una dura cirugía.
Aunque solo sea por el colesterol que
padecemos, hay que meter a los chorizos en la trena, hasta que devuelvan la
cebada que afanaron del granero común de esta España, que huele como nunca a
pocho.
En otro tiempo ver la declaración de la
renta de los políticos habría sido extraordinario. Ahora, ese intento de trasparencia,
llega tarde, pues en la mollera se nos
ha metido la enrabiada suposición de que el dinero b, no suele figurar en
ninguna parte como valor añadido al cargo.
Ya digo, huele tanto a cloaca, que es
muy complicado detectar la frescura del aire primaveral que se me antoja
necesario para suprimir el constipado chacinero que nos asedia.
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