3 de mayo de 2008

En el punto de mira

Las últimas lluvias de opinión, que han caído en las trastiendas políticas del PP, han enturbiado las aguas populares, de tal forma que los pantanos han de abrir compuertas próximamente para soltar los incómodos lastres de las discordancias. No es bueno para nadie que el partido más importante de la oposición esté mostrando una imagen propia de un folletín, revelador de ansias incontenibles por tocar el poder interno del partido como sea. El PP ha inaugurado una movida que ha de verse con qué música acaba después del esperado congreso, cuando el nuevo preboste trate de vender la concordia en burbujas de alegría momentánea. No puede ser de otra manera cuando los gallos políticos, con el cabreo incontenible bajo las alas, hayan de regresar al redil de las disputas a esperar cómo el viento difumina a los hombres de paja transitorios. En un país democrático, es imprescindible, cuando impera el bipartidismo, que el grupo que opta al poder esté preparado en todo momento por si hubiese de asumirlo de forma inesperada. Los socialistas pueden estar felices ante este horizonte, que demandará en su momento las correspondientes purgas que corrijan las ambigüedades del PP. Pero a quienes no militamos ni con la sombra en ninguna acuarela política, no debe hacernos felices este cheque en blanco que va a escribir el tiempo a favor de la maquinaria de la unidad aparentemente irrompible que han diseñado en el PSOE Zapatero y sus colegas. Lo curioso es que, aunque nos haya parecido que Gallardón se había quedado sin cartas para terminar su juego, ahora da la impresión que tenía escondido el as de la inteligencia en la manga, con el que puede todavía remontar algunos puntos en la partida. Por otro lado, Rajoy, sin predecir dónde puede llevarle esta sensatez de última hora, ha hecho algo que le dignifica como político. Alejarse de los foros que ambientan y propugnan la crispación por sistema, es por lo menos un gesto que nos ayuda a creer en su talla de político consecuente. Es mejor irse que ser un pelele manejado por una emisora de radio, que vocea cada día con cierta intensidad las increíbles contradicciones en las que están incurriendo sus dueños. En este sentido, la jerarquía de la Iglesia católica, como no descubra de una puñetera vez su tremendo error, será identificada como culpable de una estrategia que auspicia la colisión frontal con el mensaje evangélico. … Y mientras tanto, la súper ministra Carme Chacón sigue situándose como blanco de muchas miradas. Es que no podía ocurrírsele mejor puntazo a ZP para dar la nota que nombrar a una mujer embarazada como mandas del ejército.¿Pero en qué país vivimos, que todavía a estas alturas se cuestiona, en los suburbios mediocres de la indecencia democrática, que una mujer pueda dirigir algo? ¿Que Chacón no es experta en temas militares? ¿Y Qué? ¿Acaso Trillo o Serra lo fueron en su día? Las tormentas que ha levantado la nueva responsable de la cosa militar, propiciando todo tipo de opiniones machorras, me pone. Verla pasando revista y diciendo: "¡Viva España!" con tímida voz de mujer pacifista, frente a tanto tío vestido de caqui, es una nueva referencia en ese camino que seguimos construyendo hacia la igualdad que, por desgracia, todavía en este país, ya lo vemos, sigue dando el cante.

J. M. Ferreira Cunquero Escritor
Publicado en el El Adelanto de Salamanca el 1.05.08

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