Después de 40 días de encierro, como un actor acojonado en su debut, he salido al escenario callejero. Como si estuviera metido en un fantasmal largometraje o en una perpetua pesadilla, he supuesto, aterrado, que me observaban muchos ojos inquisidores tras las ventanas. Sentir en pleno día únicamente el sonido de tus zapatos es espeluznante. Leer mas en...https://lacronicadesalamanca.com/270223-la-cale-que-nos-senala/
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