Desde la ventana se puede percibir cómo el silencio acuchilla la calle. Da la impresión de que hasta los pardales han emigrado hacia el paisaje, donde solo los pájaros pueden beberse el licor del abandono en la altura. Todo está quedo ante ese grito que explora el extraño reposo que siega etéreamente estos días la ciudad …
Y mientras tanto, imagino, necesito imaginar a cientos, a miles de personas aterrorizadas, porque un maldito e invisible bicho, ha llegado para quedarse con la parásita intención de jodernos la vida. Leer más en...https://lacronicadesalamanca.com/266855-el-virus-que-nos-desnuda/
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