13 de abril de 2016

"AMBOS" : ÁNGEL LUIS IGLESIAS Y EL ARTE





J. M.  Ferreira Cunquero


Si no conociera al artista que ha hecho posible que vuelva a sobrecogerme de forma tan especial, creería con total convencimiento que alguna trampa encubierta con pericia, estaría cobijando el impresionante espectáculo visual, que de nuevo nos muestra, en la Sala de Exposiciones de San Eloy, el pintor salmantino Ángel Luis Iglesias.
Ya, en el año 2013 en la Sala de Santo Domingo y en La Salina, con aquella exposición titulada "Encontacto" nos sorprendía gratamente con el influjo de una evidente madurez artística, cuando nos mostraba su primer y gran acercamiento al difícil y complicado cosmos del retrato.
“Ambos” (así se titula la muestra actual) nos irradia la emoción de nuevo, al percatarnos de que Ángel Luis Iglesias es uno de esos pintores dotados con el privilegio exclusivista que ampara la creatividad en grado sumo e incontestable.
No es difícil augurar que posiblemente estemos ante uno de los artistas con más proyección para alcanzar ese reconocimiento, que solamente se reserva para los escasísimos virtuosos que sustentan con autenticidad el complejo mundo del arte.
El pintor, especulando con su afán creativo, comienza sobre pequeñas cartulinas la gran aventura que lentamente lo inmiscuye en los universos etéreos, donde se puede encontrar la calma de las intensas búsquedas.
Es así como seguramente encuentra el camino que le obliga a adentrarse en los grandes formatos, (como reto de lo que intuitivamente macera en bocetos)  que le aguardan para recibir el impulso de su incombustible avidez inspirativa.
Y así lentamente van surgiendo los rostros, las miradas y los gestos, como resultado de un infatigable diálogo entre el desasosiego y la técnica que no permite fullería alguna donde aliviarse.
El dominio sobre el enorme espacio del lienzo que se anexiona como dificultad, valoriza la obra de Ángel Luis, mientras el óleo, las tintas o el lapicero, van dando vida a esos personajes que nos buscan ahora, desde los diferentes ángulos y geometrías de la sala, ansiando establecer con nosotros la plática emocional, que consigue no dejarnos indiferentes, mientras sentimos el aliento de su existencia habitándonos el asombro.
De forma muy acertada, el pintor ha retratado en casi doscientos cuadros a esos artistas de Hollywood que, por pertenecer al mágico mundo del cine, se han ido colando en nuestros entornos de tal forma, que podemos apreciar, sin equívocos, en su magnitud, el excelente y descomunal trabajo del artista salmantino.
Entre otros podemos admirar, dentro de esta excepcional muestra, a Leonardo Dicaprio, Harrison Ford, Woody Allen, Clint Eastwood, Bruce Willis,  Will Smith, Jack Nicholson, Johnny Depp, Ben Affleck, Samuel L. Jackson, Arnold Scwarzenegger, Bradley Cooper, Hugh Jackman, Matthew McConaughey, Sylvester Stallone o Scarlett Johansson.
Donald Sutherland nos recibe cual si fuera su cabeza una escultura suspendida en el vacío  y Sean Connery, en la primera sala, nos espera con el atractivo e inconfundible gesto que lo mantiene sobre lo más alto del escalafón, donde residen las inmortales estrellas del cine.
La muestra, muy bien estructurada, puede depararnos el desconcierto de la sorpresa que se insinúa, cuando nos sentimos inmersos en la sutil atmósfera que solo el arte es capaz de extender para envolvernos con su grandeza.
En una de las salas más espectaculares, los hijos del pintor se constituyen en privilegiados compañeros que testifican con cierta curiosidad su contento, al compartir cercanía con quienes en breves añadas serán sus héroes.
Y en ese recorrido por la muestra, John Malkovich  te atrapa en sus cercos, hasta hacerte dudar si es su voz el latido que surge del misterioso habitáculo del hiperrealismo que sobrecoge, al dejarnos penetrar en el fuego enigmático de su mirada.
Para que el contraste tome cuerpo por medio del dominio y la depurada técnica de Ángel Luis Iglesias, podemos apreciar la sorprendente sutileza, con la que la afamada modelo y actriz Tao Okamoto se diluye en el blanquecino regazo de las trasparencias. Y es que el blanco virginal del lienzo forma parte de la obra del pintor, al incorporarse cual si fuera la pincelada o el trazo preciso que complementa con naturalidad el todo. 
Más de cinco mil visitantes en apenas quince días avalan esta exposición, que será recordada como una de las más concurridas de toda la historia de tan prestigiosa sala.
Y entre esos espectadores, debe ser destacada la gran afluencia de jóvenes, que seguramente atraídos por esos retratos descomunales de los personajes más influyentes del cine, pueden descubrir lo que encierra el arte en sus aposentos cuando fluye de un pulso tan privilegiado como el de Ángel Luis Iglesias.
Junto a los retratos de los actores ya mencionados, podemos encontrar a otros personajes, como Antonio Banderas, el pintor Antonio López o  el ex alcalde Troconiz.
Hasta el 1 de mayo San Eloy nos espera, para regalarnos lo que solo el alma, si sabemos mirar, puede descubrir para bien de sus aposentos.

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