J. M. Ferreira
Cunquero
Cuando
principio a escribir estas letras, es decir, en este mismo instante, acaban de
ser colgados en la cruz del hambre millones de niños; otros, crucificados en
las barriadas más indigentes del mundo, con toda seguridad estarán pendiendo del
vil madero, junto a millones de seres humanos que, son víctimas de la violenta
injusticia. Es la misma cruz del sufrimiento, que bajo su sombra cobija a las
madres que sostienen sobre el regazo, cual dolorosas, a los inocentes hijos del
silencio.
Sobre
miles de cruces, en este instante, se enclavan los cristianos que sufren el cruel
acoso del fanatismo religioso que ve en la Cruz la gran amenaza del amor fraterno; Cruz de
millones de enfermos que, en los países subdesarrollados, sienten el abandono
del imperio farmacéutico que basa su estructura en la frialdad del negocio;
Cruz del silencio, donde el hombre es ajusticiado por no acatar las normas de
obediencia, que marcan los egocéntricos dictadores, que toman el té con
nuestros gobernantes a las cinco en punto de cualquier atardecer con olor a
sangre reciente; inmensa Cruz donde agoniza la dignidad del hombre, mientras
los poderosos países carpinteros fabricarán las cruces que, repartidas por el
mundo, han de ahogar el grito de los inocentes.
Y
así, amigo lector, cuando voy acabando estas palabras, los crucificados de esta
pasión mundial, estarán terminando las suyas. El abrazo helador de muerte habrá
hurgado en sus gargantas hasta deshacerle el áspero alarido.
Con
el nuevo amanecer, en apenas unas horas, el sol cubrirá, los monótonos horizontes
de la vida, donde el calvario, permanentemente, acoge al hombre que sufre,
sobre la cruz más injusta del olvido.
Pero
es Viernes Santo y un tal Jesús de Nazaret, en el corazón creyente, estará
descolgando de las cruces mundanas a todos los hombres que han sentido en el último
aliento su presencia. A todos los crucificados, cristianos o no, el universal
Cristo de la Cruz,
en dos días, (así lo seguimos creyendo después de centenares de añadas)
amorosamente los acogerá en su seno.
Publicado en el diario El Adelanto cuando agonizaba en esta ciudad no hace tantos años.
Publicado en el diario El Adelanto cuando agonizaba en esta ciudad no hace tantos años.
No hay comentarios:
Publicar un comentario