5 de diciembre de 2023

¡Que viene la derecha!

 

¡Que viene la derecha!

Juan Lázaro / ICAL. El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, preside el Comité Federal del Partido.
 
 
 
 
 

La red ferroviaria de interés general del Estado no se puede transferir”. ¡Oye tú!, que lo decía hace nada una de las super ministras de esta era, donde la jartada de trolas y tomaduras de pelo alcanza una cima histórica que deja en ridículo al propio Fernando VII.

Claro que lo de la imposible amnistía con la que Sánchez daba sus últimas promesazas electorales, supera todo lo que ni en una pesadilla de terror podíamos imaginar los tontainas como mi menda, que dábamos por seguro que la Carta Magna en sí misma alzaría una barrera inexpugnable que pondría límites a las intentonas independentistas en seguir mofándose del pueblo patrio.


Pero hete ahí que Pedro “el galimatías”, ha ido reformando las trastiendas del poder con lentitud, pero con acierto, con sobrado acierto, para que todo encaje a la hora de meternos por la rebotica de los pupusitorios el colofón de su ensoñado disparate.

¡Que viene la derecha! Era el cántico de la coral socialista y al final, mira por dónde, es verdad, ha llegado la derechona catalana liderada por un delincuente incomún para manejar el tinglado político teatral a placer. Un delincuente que se ha convertido en el novio de este bodorrio o conmemoración del dislate.


La pregunteja que ronda por las cabezas libres en estos días de zozobra, es qué ocurrirá cuando, dentro de cuatro fechas, nos monten otra víspera de fiesta con la matraca de la independencia total de Cataluña. ¿Alguien creerá al ¡¿doctor?! Sánchez cuando nos prometa que tal cosa es imposible?


Me decía hace unos días alguien que luchó en las barricadas de lo imposible, cuando uno se jugaba el pellejo en la dictadura franquista, que lentamente sentía cómo muchos izquierdistas de los que aún aderezan en sus molleras cierto sentido común empezaban a mirar a la derecha pepera con cierto aprecio. Otro colega que anduvo en los entramados clandestinos de los sesenta acaba de decirme que solo nos queda (manda huevos) el PP, para defender la Constitución y esta democracia que conseguimos con demasiado esfuerzo todos los españoles.

Aludir a las necesidades de España para camuflar los caprichos presidenciales de un individuo que ha demostrado ser capaz de alinear en sus tesis a todo un partido, realmente da pavor y cierto canguelo. ¿Hasta dónde será capaz de llegar quien, bebiéndose sus propias mentiras, es capaz de apalear la Constitución, como delatan claramente los jueces no afines a las tercas teorías del emperador de la Moncloa?

¿No permitir que gobierne la derecha? ¿Qué derecha? Miedo dan esas palabras, terroríficas palabras, que las venimos escuchando cual si fuera la coletilla de una panda de voceros de la mofalla bananera.

Con este ¿doctor? en las artes del funambulismo político cada vez más cutre, comienza a dar pánico pensar lo que guarda su mollera para evitar que la derecha y la derechona patria puedan arrasar en las urnas, cosa más que previsible ante el chafardero espectáculo político que estamos inaugurando estos días y que no es difícil entender que se proyectará en sesión continua durante un largo periodo de tiempo en las mejores y educadísimas salas afines al cotarro.

Igual que salieron de la trena antes de tiempo violadores y abusadores veremos ahora celebrar su éxito a quienes fueron acusados de terrorismo, mientras el festejo por la deuda saldada nos tocará las napias a millones de ciudadanos.

La otra pregunta puñetera es cuánto tardará en volver a tocar los cataplines a la España torturadora y paleta este delincuente que entrará en Cataluña (va a ser de nota) emulando (cosa grotesca) a quien fuera honorable presidente Tarradellas.

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