Media
el atardecer. Los rasgos sombríos en las piedras vislumbran la próxima anochecida sobre
La Plaza de San Benito, que es celda, refugio y hogar, donde han de trasgredir
con pasión, los hechos allí narrados, la inalterable andadura del tiempo.
En
tan salmanticense espacio, puede presumirse enjuto el rincón, donde de la mano
de este polifacético hombre de letras, que es Ángel González Quesada, es fácil tocar
con los dedos, en caricia intemporal que todo lo puede, al Fray Luis de León
más humano, reconociendo en él, al hombre instruido que sufre el malvado y
cruel acoso de los de siempre. Porque los de siempre siguen ahí agazapados
resucitando el Medievo, en demasiados lugares, que por cercanos, ni en nuestra
cuenta ya tienen sitio.
La
obra espléndidamente escrita, recuerda las impresionantes columnas con las el
escritor una y otra vez, demanda el hecho pedagógico, como elemento imprescindible
para rescatar de la modorra, al hombre sumido en su cruel y mayor desdicha, que
no es otra que la falta de alimento cultural que despierte, en lo más recóndito
de sus adentros la rebeldía o la protesta.
Una
pieza teatral sin trampa ni cartón, escrita meticulosamente, creo, pensando en
el actor que va a interpretar esa parte del todo, que toma forma, hasta
confluir en el ensamblaje de palabras, voces y gritos que claman contra esa
injusticia, que por la misma causa que condenó a Fray Luis, sigue asolando pueblos
y tierras de este alocado, chabacano y cruel mundo de la esclavitud y la
violencia humana.
Y
ahí tenemos todos los ingredientes, a pie de calle, en manos de cuatro actores
que nos van introduciendo sin apenas caer en la cuenta, en un mundo que el
autor, bajo las referencias claras al fraile agustino, (excepcional personaje
de nuestra historia) ha creado para reflexionar, convulsionando nuestra
conciencia en los momentos cruciales de la obra.
Una
hora de teatro grande, en la que podemos saborear de nuevo, al tímido y
gran hombre de letras, trasformado en ese descomunal actor, que nos atrapa en el mágico y seductor abrazo
del personaje.
No
me atrevo a afirmar categóricamente (aunque
a mí me lo parezca) que esta interpretación de Ángel González Quesada, sea la
más conseguida, pero en cierto modo, sí
que es la que vuelve a evaluar, mostrando, la gran categoría teatral que atesora
este insigne salmantino de nuestro tiempo.
A
su lado, Alberto Boyero, Gloria Escudero y Álvaro Málaga, de forma
elocuente y con efectiva trasmisión, han sido capaces de inmiscuirse con certera
entrega, en el espíritu de los personajes que nos ubican con precisión en el
siglo XVI.
En
definitiva, estamos ante un espectáculo teatral de categoría relevante, que de
forma gratuita y en un lugar especialmente atractivo de nuestra ciudad, no
podemos perdernos de forma alguna.
A
través de esta nueva apuesta de Etón, podemos reflexionar sobre los presos que
en las cárceles de los submundos, pierden cualquier vestigio de la dignidad
humana, a la que todos, sin excepción tenemos derecho. Pero también es posible,
que regresamos a las bibliotecas para constatar que el Fray Luis de León, que
interpreta con tanta pasión y entrega, nuestro Ángel González Quesada, sigue
vivo en la insobornable verdad del tiempo.
Marca
amigo lector en tu agenda el próximo viernes, 14 de agosto, para que no se te olvide
que puedes presenciar y vivir, en la Plaza de San Benito, a las 20,30 El Crimen de Fray Luis, que escrito por
Ángel González Quesada, interpreta bajo su dirección Etón teatro.
j m ferreira cunquero
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