"Momentos de mi pregón"
Cuando,
a mediados de diciembre, José Adrián Cornejo, presidente de la Junta de
Cofradías Hermandades y Congregaciones, me ofrece la oportunidad de ser
pregonero de la Semana Santa de Salamanca, se me viene a la cabeza, para
reforzar la ilusión de acometer tan importante proyecto, la posibilidad de
tener a mi lado al Cristo del Amor y de la Paz.
En
aquellos primeros días, solo pensaba en cómo estructurar el pregón, pues, desde
mi punto de vista, esta es la base fundamental para que una disertación de este
tipo tenga la armonía necesaria para suscitar el interés que se busca.
Es
en la tarde del día de Noche Buena cuando comienzo a emborronar los primeros
folios, acompañado por la música semansantera que forma parte de mi inspiración
cuando acometo proyectos de este tipo.
Las
imágenes de la Semana Santa, que tanto me atraen desde siempre, van a ser la
referencia de mi senda por la Pasión del Señor. Por tal motivo escojo de forma
muy concienzuda las que pueden representar a las distintas cofradías. Todas las
cofradías han de estar representadas, como así lo he hecho y queda patente en
mi pregón, editado al completo por la Junta de Cofradías y leído
en su totalidad en el teatro Liceo el día 24 del mes en curso. Todos los allí
presentes lo pueden corroborar.
Y
así de forma aleatoria y siempre bajo la dirección bíblica de la Palabra sitúo
los hechos pasionales en este Gólgota salmanticense, donde las piedras son
lienzos que recogen las sombras que acuna con tanto cariño la noche. La ciudad
y sus calles, recuerdos y gozos que marcan siempre como punto de partida y
conclusión la referencia pascual que a todos nos redime a través de la sangre
de Cristo.
La
responsabilidad de ser el foco de atención de todas las miradas tuvo un peso
fundamental cuando se hizo público, que este humilde poeta, sería el pregonero
de este año del Señor 2015.
Cuando
estás sobre el escenario y mediando la poesía de la sinceridad por medio, es
muy difícil dominar la emoción. Mucho más si tienes a tu lado la imagen que
durante toda tu vida ha sido compañera y testigo de tu breve pero intensa
caminata por los senderos del cristianismo. Una imagen a la que alumbré con un
farol en los dos primeros años de su andadura, para pasar después, durante muchos
años, a compartir al lado de ese extraordinario artista y gran amigo que es
Andrés Alén el peso del bendito Cristo, que es gran Señor del Arrabal del
Puente y sus contornos trastormesinos.
La
vivencia ha sido única y con toda seguridad estará ligada a las querencias del
interior como algo inolvidable, sintiéndome cerca de mucha gente, que me animó
creyendo en mi designación como pregonero.
Solo
puedo estar agradecido, primero a quien tuvo la osadía de otorgarme tan alta
distinción y después a todos los hermanos mayores, cofrades y amigos que me han
mostrado su cariño cercano y sincero.
Ser
pregonero, es el más alto honor que puede concederse a un poeta que ama y
quiere a su Semana Santa. Unir mi nombre a los insignes hombres de letras que
me antecedieron en el pasado, me sobrecoge, y tal distinción, ha colmado la más
alta de las satisfacciones personales que mi Semana Santa podría ofrecerme.
Después
de haber anunciado y ensalzado los días santos salmantinos, solo me queda
desearles a todos los hermanos cofrades, una feliz Pascua. Todo lo mejor para
ellos y para todas y cada una de las Cofradías y Hermandades de nuestra
Salamanca.
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