TERCERA TEMPORADA
32ª Entrega (02/03/15) por ... José Manuel Ferreira Cunquero (Pregonero
de la Semana Santa de Salamanca 2015. Participó en las primeras
reuniones fundacionales de la Hermandad del Cristo del Amor y de la Paz.
Salió con farol los dos primeros años y a partir de 1973 fe Hermano de
Paso. Salió junto a otros miembros de la Hermandad del Cristo del Amor y
de la Paz, dos años con el Cristo del Perdón y el Cristo de la Agonía,
gracias a un acuerdo que realizaron, para que a cambio de su presencia
en esas procesiones, se les dieran las flores del paso del Cristo de la
Agonía, una vez acabada la procesión, para ponérselos al Cristo del Amor
y de la Paz. Actualmente es Vicepresidente de la Tertulia Cofrade
Pasión.
Seguramente
sea esta edad, en la que la nieve de los años puebla las cimas del cabello, la
que me obliga a mirar a la Semana Santa de los años de la gran crisis, cuando
en las calles solitarias, podíamos contemplar, impotentes, la desastrosa
penuria de aquellas procesiones…
Eran
años en los que un grupo de gente, (cofrades todos de ilusión y esperanza
intocable) dieron cuanto tenían, sin medir esfuerzos, para salvar lo que se
vaticinaba como ruina insalvable. Aquellos dirigentes de cofradías y penitentes
anónimos, deben ser, en nuestro corazón cofrade, queridos y amados por todo lo
que nos legaron de forma tan desprendida.
En
aquel contexto desolador aparece al otro lado del río, con el entusiasta apoyo
del párroco de la iglesia del Arrabal, don Rafael Sánchez Pascual, la Hermandad
que va a ser decisiva como revulsivo de todo lo que va a ocurrir en aquel
tiempo, glorioso, en el que la ciudad cae en la cuenta de que la Semana Santa
procesional constituye uno de los grandes patrimonios de nuestro rico y
preciado tesoro tradicional.
He
de reflejar, para que el tiempo nunca lo mancille con el olvido, que en
aquellos tiempos, varios hermanos del Amor y de la Paz, procesionamos (hermosa
palabra, ya reconocida por nuestro diccionario, gracias a la Tertulia Cofrade
Pasión de Salamanca) con el Cristo del Perdón y el Jueves Santo con el de la
Agonía. Aquella experiencia seguramente fue la que marcó de forma definitiva mi
amor incuestionable por esta Semana Santa del corazón, con la que no puede, en
mis querencias, competir ninguna otra.
La
colaboración con la Seráfica Hermandad salmantina, no era más que un trueque de
compromisos y esfuerzo. No puedo olvidar aquellas carreras interminables por la
Compañía y el Puente Romano, con los claveles del Cristo de la Agonía que, en
aquel mismo anochecer, debían ornamentar el paso de la que es para mí tan
querida imagen del Arrabal.
La
aportación de la Hermandad del Amor y de la Paz en aquel tiempo tan complicado,
hizo posible que pasos emblemáticos de la Semana santa salmantina fuesen
llevados a hombros de forma desinteresada, hasta que germinó la simiente en la
juventud, que despertó en el seno de algunas cofradías que se habían
adormecido, contra su voluntad, en el más claro de los abandonos.
Pero
el caso es que ahora, hemos de vivir este tiempo tan complicado en el que, pese
a todas las dificultades, se sigue construyendo el sello semanasantero, que ha
de estampar sobre la historia lo que, pese a todas las controversias y
desencuentros, no deja de ser un valor a tener en cuenta, dadas las
dificultades, que este mundo de la prisa y el derroche propicia, como un asedio
hacia el arraigo costumbrista de la religiosidad popular.
Es
por esta razón por la que todos estamos obligados a seguir construyendo la personalidad
que posibilite el reconocimiento de la Semana Santa salmantina como un ente
unitario, que ha de resplandecer en el escalafón más alto de la espectacular
Semana Santa española.
He
de agradecer a Piedra Nazarena y a todas las organizaciones, medios telemáticos,
etcétera, que han ido naciendo, que, desde la diferencia, dentro de la
pluralidad, seguro que aportan el punto de vista necesario que nos hará
confluir en los territorios del encuentro, donde es posible que todos nos
reconozcamos como hermanos en Cristo, gracias a la gran tarea semansantera que
en el fondo nos une.
Mi
recuerdo especial, muy especial, de nuevo para aquel párroco que más que
sacerdote fue amigo de la juventud trastormesina. Desde el corazón, reitero mi
total reconocimiento a don Rafael Sánchez Pascual, por haber contribuido de
forma decisiva, no solo a la creación de la Hermandad del Cristo del Amor y de
la Paz, sino a que fuese posible que ese Cristo de la Agonía Redentora, que
tanto ha sobrecogido al pueblo en la calle, haya logrado ser gran referencia de
la madrugada salmantina.
Pronto,
muy pronto, el helmántico anochecer recogidamente abrazará estas calles que son
excelso calvario de piedra, esperando que la Madre y el Hijo, se encuentren
definitivamente, para hacernos saber, una vez más, que en la Resurrección es
donde puede justificarse lo que con tanto fervor vamos a expresar de forma
pública en la calle.
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