"Para mí hay tres palabras que definen a
las personas y constituyen un compendio de actitudes —dicho sea de paso,
no sé si yo las
tengo— y que son: permiso, gracias y perdón.
La persona que no sabe pedir permiso atropella, va adelante con lo suyo sin
importarle los demás, como
si los otros no existieran. En cambio, el que pide permiso es más humilde, más
sociable, más integrador. ¿Qué decir del que nunca pronuncia
“gracias” o que en su corazón siente que no tiene nada que
agradecer a nadie? Hay un refrán español que es bien elocuente: “el bien
nacido es agradecido”. Es que la gratitud es una flor que florece en almas nobles. Y,
finalmente, hay gente que considera que no tiene que pedir perdón por nada.
Ellos sufren el peor de los pecados: la soberbia. E insisto, sólo aquel que tuvo la
necesidad de pedir perdón y experimentó el perdón, puede perdonar. Por eso, a
los que no dicen estas tres palabras les falta algo en su existencia. Fueron
podados antes de tiempo o mal podados
por la vida"
Papa Francisco
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