21 de noviembre de 2013

FERIAL HUMANO


Insistentemente me pregunto estos días, a cuento de qué se llama esta parte privilegiada de la tierra  mundo civilizado; qué es o para qué sirve lo que se entiende por cultura y progreso; si tienen algo que envidiarnos los últimos reductos de esas tribus perdidas del Amazonas que viven exclusivamente para ser felices desde el desconocimiento material de las cosas que para nosotros son absurdamente imprescindibles.
¿Qué hacemos en este lado privilegiado del mapa con todo lo que nos sobra? Y si nos sobra, ¿cómo es posible que aquí muchos de los nuestros estén subsistiendo también en penuria?
Si en esta zona de la finca occidental, se da la paradoja incomprensible de que a la sombra de las ostentosas fachadas de los ricos más ricos, malviven los pobres más pobres, ¿qué nos van a importar las gentes o pueblos de los países lejanos de los últimos mundos?
La palabra solidaridad en este rincón del planeta no es más que una falacia que diseca en los labios hipócritas cualquier intención o principio. Simplemente somos meros marchantes que venden en el mercado de la vida palabras vacías de contenido, mentiras y raquíticas intenciones que se evaporan de pronto hasta no ser ni recuerdo.
Solamente los ensayos belicistas, (demencial obertura de la opereta penúltima de muerte), han quemado miles de dólares en los páramos desiertos para nada. Dietas y sueldos de privilegiados soldados que pueden honrar a la patria más patria de todas las patrias con sus cocacolas sonrisas, mientras se derrocha combustible y munición en pro del gran estreno mundial que puso en escena el último drama en el gran teatro de oriente.
Cuando interesa, las distancias se acortan. Se nos insiste en que la tierra es un feudo común con apenas dos lindes que nos separan por nada. Hasta Internet simula ser un balcón por el que asomarse para tocar al vecino de cualquier país del mundo sin despeinarse el tupé.
Pero todo es un engaño, una fábrica de milongas que cada vez nos ahueca más la mentira en el alma. La verdad es que nos importa un cuerno de pato viudo lo que va más allá de nuestras propias viviendas. Si incluso ya en la familia hay disidencias y alejamientos, ¿qué pueden importarnos los hermanos haraposos que arrastran su pena por  los países más empobrecidos del planeta?
Este tiempo de las conquistas informáticas muestra de forma más acentuada el gran fracaso del hombre que somete al hombre, del hombre bestia con risa de metacrilato que es capaz de apretar el botón lanzamisiles mientras acuna -si cuadra- en sus brazos a un niño.
Niños del hambre y la guerra, pordioseros del mundo sin nada. Pechos secos de las madres más dondias que amanecieron en cualquier esquina del planeta preguntando seguramente por nosotros.
Tierras olvidadas sobre el mundial mapa de los caprichos señoriales. Tierras inexistentes para el gran jefe yanqui y los cuatro imbéciles adeptos, que por el petróleo han sido capaces de inundar la pista del circo con demasiada sangre inocente.

Publicado en :http://www.salamancartv.com/contributorpost/ferial-humano/

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