J. M. Ferreira Cunquero

Y viene a cuento tan enredosa
introducción, para llegar al personaje, al tipo campechano que, llevando por
montera su zamoranismo, ha sembrado en Salamanca el recuerdo memorable de su
hombría.
A Luis Felipe Delgado de Castro,
para qué andar con rodeos, alguien lo sacó a conciencia de la foto y, con
patética estrategia, nos arrebató a los salmantinos o a los zamoranos, a un
hombre que, en política, sin duda, habría sido una de las grandes aportaciones
del PP, en cualquiera de las dos provincias.
Pero el tinglado funciona como
funciona y el conocimiento o el don de gentes los derrocan la prebenda que exalta
a los inhábiles en las poltronas, donde la indumentaria charol pitiminí es un
premio al buen servicio a la obediencia.
Lo substancial es que Luis Felipe
acaba de jubilarse y lo vamos a tener más tiempo los amigos, que por cierto se
cuentan por decenas, en las dos provincias hermanas. Su firma siempre brillará
en ese el libro del reconocimiento, donde los mediocres no podrán ni garabatear
su apodo, cuando en horas bajas se les esfume el cacho chollo que de momento gozan.
Por esto mojando la chacina charra
con el buen caldo, manjar de Toro, nos espera compartir ahora con Luis Felipe
Delgado de Castro, la palabra, para brindar por sus proyectos, mientras
programamos otro encuentro que nos humedezca con la risa, la franqueza en la
mirada.
Publicado en el diario El Adelanto de Salamanca y en el de Zamora 16.11.12
Publicado en el diario El Adelanto de Salamanca y en el de Zamora 16.11.12
No hay comentarios:
Publicar un comentario