16 de noviembre de 2012

LUIS FELIPE DELGADO DE CASTRO





J. M. Ferreira Cunquero



Por estos pagos puede pasar (¡tócate las narices!) que cinco amigotes manejen por nuestro bien -dicen ellos- los hilos del cotarro. Tronío caprichoso con el cual el dedo obsequia a los afines o mete en desgracia a los ilustres. Ser competente y fiel en las tareas públicas se puede pagar con el más amargo de los ostracismos, cuando se trata de extinguir hasta la sombra (¡tiene huevecillos el loro!) a quien fue culpable de la fortuna popular que ahora tienen. Es la moneda política de los torpes que prefieren ser loados por un coro de adulones que ser aconsejados por la experiencia cabal de los ilustrados.
Y viene a cuento tan enredosa introducción, para llegar al personaje, al tipo campechano que, llevando por montera su zamoranismo, ha sembrado en Salamanca el recuerdo memorable de su hombría.
A Luis Felipe Delgado de Castro, para qué andar con rodeos, alguien lo sacó a conciencia de la foto y, con patética estrategia, nos arrebató a los salmantinos o a los zamoranos, a un hombre que, en política, sin duda, habría sido una de las grandes aportaciones del PP, en cualquiera de las dos provincias.
Pero el tinglado funciona como funciona y el conocimiento o el don de gentes los derrocan la prebenda que exalta a los inhábiles en las poltronas, donde la indumentaria charol pitiminí es un premio al buen servicio a la obediencia.
Lo substancial es que Luis Felipe acaba de jubilarse y lo vamos a tener más tiempo los amigos, que por cierto se cuentan por decenas, en las dos provincias hermanas. Su firma siempre brillará en ese el libro del reconocimiento, donde los mediocres no podrán ni garabatear su apodo, cuando en horas bajas se les esfume el cacho chollo que de momento gozan.
Por esto mojando la chacina charra con el buen caldo, manjar de Toro, nos espera compartir ahora con Luis Felipe Delgado de Castro, la palabra, para brindar por sus proyectos, mientras programamos otro encuentro que nos humedezca con la risa, la franqueza en la mirada.
Publicado en el diario El Adelanto de Salamanca y en el de Zamora 16.11.12

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